El ataque fue contra el diario El Chubut, pero todos aquellos que realizamos con pasión, profesionalismo, entusiasmo y con errores y aciertos la labor periodística, sentimos que fue un ataque contra todos.
Días atrás, el reportero gráfico Daniel Feldman que se desempeña en Diario Jornada, también manifestó su preocupación ante el condicionamiento para fotografiar el reclamo de una parte de la sociedad sobre un tema que generó un ebullición social: La minería.
Lo que ocurrió en Diario El Chubut no fue aislado. Los periodistas que hacen exteriores y recorren la calle a diario en la capital provincial, también atravesaron serias dificultades para efectuar coberturas sobre la movilización en contra de la minería en Chubut.
Pero además, el cobarde ataque a las instalaciones de El Chubut fue premeditado: En horas de la tarde del lunes, ya existían convocatorias para ir a escrachar al medio gráfico. Los motivos no vale la pena ni nombrarlos, porque cualquier ataque a un medio de comunicación representa una de las vulneraciones más grandes contra la democracia: La libertad de expresión y de libre pensamiento.
Un grupo no identificado de personas rompió los vidrios, ingresó al edificio, quemó y destruyó parte de las instalaciones, poniendo en serio riesgo la integridad física de los trabajadores. Al mismo tiempo, circularon en las redes sociales mensajes de amenazas con ataques inminentes a otros medios históricos de la ciudad de Trelew.
El ataque a Diario EL CHUBUT se enmarca en una escalada de violencia que provocó la destrucción de la Casa de Gobierno, la Legislatura, el Superior Tribunal de Justicia y la Fiscalía de Rawson, en los que fueron quemados documentos históricos y causas judiciales, entre otros papeles.
Anoche un grupo de personas, en su mayoría jóvenes y también algunos adultos, permanecía frente a las instalaciones derruidas del diario jactándose de la destrucción provocada y cantando a viva voz la consigna del “NO es No”. En la penumbra, la avenida 9 de Julio, en el corazón del centro de Trelew, era una tierra de nadie en donde el terror se esparcía con las llamas.
Los valores que persiguen estos grupos extremistas –que la Justicia deberá investigar si actuaron por cuenta propia o fueron mandados- son todo lo contrario de lo que dicen combatir y creen que justifican su protesta contra la ley de zonificación minera.
En sus 46 años de vida, Diario EL CHUBUT siempre fue un medio de puertas abiertas en el que tuvieron la posibilidad de expresarse todas las voces que se presentaron en la redacción pidiendo hablar con un periodista.
Anoche esos mismos periodistas y sus familias –y en especial muchas trabajadoras mujeres- vivieron momentos de zozobra, angustia y temor por las llamas que podrían haber derivado en un episodio aún más lamentable.
Al cierre de la edición, tras el brutal ataque, el diario dejó plasmado el desconcierto y la angustia que se respiraba en la redacción, entre cenizas y vidrios rotos.
Este breve artículo se escribe ya casi entrando al martes 21 entre el humo, los destrozos, la tristeza de ver un espacio, nuestra fuente de trabajo atacada por… difícil definirlo, ya sin importar si hay intereses políticos o de otro tenor de por medio.
Más de 100 familias dependen de este diario. Cabe preguntarse cuántas empresas netamente chubutenses generan esas fuentes de trabajo en la actualidad. Afuera, estoicos, esperaban los fieles canillitas para llevar el diario a las calles. Sin miedo y también con la voluntad de realizar su tarea.